A
mediados de la década de 1970 en Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia, bajo
la influencia de bandas de garage rock y rock agresivo, transgresor y a veces
violento como por ejemplo MC5, The Stooges o New York Dolls, surge una
corriente de bandas que basaban su música en fórmulas sencillas y un sonido
especialmente fuerte. El punk fue primeramente un fenómeno estético-musical,
que generó una moda generacional en los 1970, y más tarde fue tomando la forma
de un movimiento estético-filosófico que se convertiría en una cultura. Sus
inicios se sitúan en una sociedad anglosajona entonces saturada de clichés y
convenciones estereotipadas, algunas de las primeras y principales bandas de
este nuevo movimiento musical, filosofíco y estético son Ramones, The Damned,
Sex Pistols, Dead Boys, Blondie y The Clash.
Coincidiendo
con el final o el principio de crisis económicas en Estados Unidos y Gran
Bretaña, el punk rock fue enlazando corrientes críticas a su alrededor que
hicieron de él el movimiento de imagen agresiva y transgresora que hoy
conocemos. Especialmente llamativa es la frecuente afinidad de los punks por
los discursos anarquistas, haciendo del símbolo anarquista de la "A"
un emblema típico del punk. Aunque la canción de los Sex Pistols "Anarchy
in the U.K." parece el símbolo de esta relación, en realidad la canción es
una chanza lanzada a la sociedad inglesa de la época, y la relación más seria
del anarquismo y de otras ideologías políticas con el punk va mucho más allá.
Ya
a finales de los 70, algunos grupos de punk comenzaron a hacer una música
especialmente fuerte y rápida, lo que más tarde se llamó hardcore punk: Bad
Brains, Minor threat, Discharge, G.B.H., etc. A principios de los 80 el
hardcore punk empezó a considerarse un subestilo por derecho propio. Al mismo
tiempo, su carácter crítico y político se fue acentuando más y más, haciéndose
ésta una carácterística generalmente considerada inseparable del mismo. Con el
sonido de esta música como fondo, el eco del punk -tanto el seminal como el
tardío- vio su presencia prolongada en la cultura occidental a lo largo de la
década de los 80 en redes de intercambio cultural underground o marginales que
funcionaban independientemente de la industria de la música y el espectáculo,
hasta principios de los 90 en que hubo un nuevo estallido comercial de la
música punk. A esas redes marginales pero estrechamente vinculadas y
comunicadas entre sí se le llama a veces escena hardcore, o también simplemente
movimiento punk. Durante los años 90 fue también vehículo de los mensajes del
movimiento antiglobalización.
En la
ciudad de Tunja en algún momento tuvo cierto furor esta corriente urbana ya que
habían bastantes muchachos que vestían de una manera particular con crestas que
eran muy grandes, se la pasaban escuchando música pesada en las plazoletas y
hacían algunos ritos característicos de este grupo.
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